Oido Externo Medio e Interno
Los odios, órgano de los sentidos que certifica la información con el exterior, en la identificación de la transcripción sonido del ambiente y el sentido del deslizamiento intrínsecamente de ella, por medio de los desempeñes de escucha y del harmonía estático y dinámico, se halla fraccionado: oído externo, medio e interno.
Oído externo
El oído externo consta de dos partes, la oreja y el conducto auditivo externo. La oreja se implanta en la región temporal, y su porción principal o pabellón, está representada por cartílagos moldeados por una capa de piel suavemente deslizante; la porción inferior o lóbulo esta desprovista de esta estructura cartilaginosa. El pericondrio del pabellón y la piel están íntimamente adheridos, con muy poco tejido celular subcutáneo, por lo cual cualquier proceso inflamatorio es muy doloroso a causa de la tensión directa que ejerce sobre las terminaciones nerviosas sensitivas.
En el pabellón se observan unas eminencias y depresiones: helix, antihelix, concha, trago, antitrago, fosa navicular y cavidad de la concha, en cuyo fondo se inicia el conducto auditivo externo; una musculatura intrínseca fija la posición del cartílago a la concha y refuerza algunos de sus ligamentos. También posee unos músculos extrínsecos (atrofiados en el hombre) que en los mamíferos inferiores dirigen los movimientos y la situación de la oreja. El conducto auditivo externo mide de 25‑35 mm, es fibrocartilaginoso en su tercio externo y óseo en el resto de su extensión es sinuoso, por lo que es necesario para su examen tirar del pabellón hacía arriba y atrás en el adulto, y en los niños muy pequeños, hacía abajo apartando el trago hacía adelante.
La pared anteroinferior del conducto es más larga que la posteroinferior, formando con la membrana timpánica que cierra el conducto auditivo externo, un surco profundo por la posición oblicua de dicha membrana. El conducto óseo proviene en parte de la porción escamosa y en parte de la porción timpánica del hueso temporal, formando un anillo óseo incompleto llamado cisura timpánica de Rivinus. En el tercio externo del conducto se encuentran los folículos pilosos y las glándulas ceruminosas.
La pared anterior del conducto auditivo externo es muy delgada, a veces como un papel, y la inferior es de hueso compacto, en relación con la glándula parótida. La pared posterior, en relación con la apófisis mastoides, tiene un grosor aproximado de 5 mm; mientras que la pared superior o techo está constituida por la porción escamosa del hueso temporal y participa en la constitución del suelo de la fosa cerebral media.
Vascularización. La irrigación del oído externo está garantizada por medio de las arterias auricular posterior y temporal superficial, ramas de la arteria carótida externa. Las venas drenan a la vena facial posterior y las ramas auriculares a la vena auricular posterior.
Linfáticos. El abundante plexo linfático desagua en los ganglios linfáticos auriculares anteriores, posteriores e inferiores, los que drenan a su vez en los ganglios yugulares superficiales y profundos.
Inervación. Los nervios sensitivos del pabellón son ramas de los nervios auricular mayor y occipital menor (ramas del plexo cervical), y la rama auricular temporal, proveniente de la rama maxilar del trigémino. La porción media y posterior del conducto auditivo externo esta inervada por la rama auricular del nervio facial.
Oído medio
El oído medio está constituido por una serie de cavidades situadas entre el oído externo e interno, que comunican hacía adelante con la nasofaringe mediante la trompa de Eustaquio.
El principal exponente de esta unidad anatómica es la caja del tímpano, que contiene la cadena de huesillos y una serie de elementos anatómicos de gran importancia e interés para el otológo en la cirugía de la otoesclerosis, de los procesos crónicos supurados del oído medio en las tímpanoplastias.
La caja del tímpano tiene una forma que se asemeja a un cubo, por lo tanto, se describen en ella seis paredes.
La pared externa o timpánica está constituida en sus cuatro partes por la membrana timpánica que separa el oído medio del conducto auditivo externo.
El tímpano se nos presenta como una membrana de color gris perla, de forma circular, de unos 85 mm2 de superficie, y fijado íntimamente al surco timpánico en casi toda su periferia, excepto en su porción anterosuperior. Histológicamente está constituido por tres capas: la externa o cutánea; la media o fibrosa, que le da al tímpano las propiedades vibratorias, y la interna o mucosa. Esta estructura no se encuentra en toda la extensión de la membrana timpánica, lo que permite diferenciar dos porciones en ella: una llamada pars tensa de 55 mm2 de superficie, que cuenta con las tres capas mencionadas, y otra de 30 mm2 de superficie, en la que no existe la cape media o fibrosa, llamada pars fláccida y que ocupa la parte más alta de la membrana timpánica.
A la otoscopia la membrana timpánica se muestra ligeramente cóncava y algo deprimida hacía la punta del mango del martillo. La posición varía según la edad; en el recién nacido el tímpano es casi horizontal, en el adulto se acerca a la posición vertical
La membrana timpánica presenta una serie de reparos anatómicos a la otoscopia, identificados como la proyección del mango del martillo, la proyección de la apofisis corta del martillo, los pliegues tímpanomaleolares (anterior y posterior), el ombligo, el triángulo luminoso de Politzer y el anillo timpánico de Gerlach; todos estos elementos desempeñan una función importante en el diagnóstico de las otopatias del oído medio, debido a las alteraciones que pueden presentar.
Si trazamos dos líneas imaginarias que pasan, una a lo largo del mango del martillo y otra perpendicular a la primera, cruzando por el ombligo, quedaría la membrana timpánica topográficamente dividida en cuatro cuadrantes: anterosuperior, anteroinferior posterosuperior y posteroinferior.
Esta división en cuadrantes es muy útil, pues permite precisar con exactitud la ubicación de las lesiones timpánicas.
La pared interna o laberíntica, muy rica también en detalles anatómicos, presenta hacía el centro el promontorio, que corresponde a la primera espira del caracol; este es el sitio más estrecho de la caja. Por detrás y por encima de ál se encuentra la ventana oval, ocupada por la platina del estribo y por debajo de ella, la ventana redonda, recubierta por una membrana que la separa del oído interno. Por encima de la ventana oval se encuentra el nervio facial en su segunda posición horizontal, en el interior del conducto de Falopio. Por encima de este nerviducto encontramos el relieve del conducto semicircular externo. También observamos en la pared interna los conductos de los músculos del martillo, del estribo y el nervio de Jacobson.
La pared interna o laberíntica, muy rica también en detalles anatómicos, presenta hacía el centro el promontorio, que corresponde a la primera espira del caracol; este es el sitio más estrecho de la caja. Por detrás y por encima de ál se encuentra la ventana oval, ocupada por la platina del estribo y por debajo de ella, la ventana redonda, recubierta por una membrana que la separa del oído interno. Por encima de la ventana oval se encuentra el nervio facial en su segunda posición horizontal, en el interior del conducto de Falopio. Por encima de este nerviducto encontramos el relieve del conducto semicircular externo. También observamos en la pared interna los conductos de los músculos del martillo, del estribo y el nervio de Jacobson.
La pared superior separa la caja del tímpano de la fosa cerebral media, y está constituida por una delgada lámina ósea que suele lesionarse en las fracturas producidas por traumatismos craneales.
La pared inferior esta en relación con el golfo de la vena yugular interna, mientras que la anterior, tubaria o carotídea, recibe estos nombres por las relaciones intimas que tiene con la trompa de Eustaquio y la arteria carótida interna.
En su porción superior desemboca la extremidad externa de la trompa, por debajo de la cual pasa la arteria carótida interna en su conducto. Las relaciones intimas de este vaso arterial con el oído medio, explican los acúfenos pulsátiles que a veces padecen algunos pacientes.
La pared posterior o mastoidea presenta un conducto, el aditus ad antrum, que comunica la caja timpánica con el antro mastoideo.
Contenido de la caja. La caja del tímpano contiene los huesillos (martillo, yunque y estribo) con sus ligamentos y músculos. Estos huesillos forman una cadena que se extiende desde el tímpano a la ventana oval, articulados entre sí y unidos a las paredes de la caja por medio de ligamentos y dos músculos, el del martillo y el del estribo, que controlan los movimientos de la cadena.
Celdas neumáticas del oído medio. Forman parte también de la unidad anatómica del oído medio, están ocupadas por aire, comunicadas entre sí y revestidas por una mucosa similar a la de la caja. La mayor parte de estas celdas se ubican en la porción mastoidea del hueso temporal, teniendo como más constante exponente al antro mastoideo, que ya comienza a observarse desde la vida intrauterina Alrededor del antro se desarrollan otros grupos de celdas que conservan él vinculo con la cavidad antral.
La neumatización puede extenderse también al peñasco y a la escama del temporal, e inclusive pueden encontrarse celdas neumáticas en la misma caja, alrededor de la trompa de Eustaquio y en el hipotímpano.
Trompa de Eustaquio. Es un conducto que comunica al oído medio con la nasofaringe, extendido desde la pared anterior a la pared lateral de la nasofaringe, distinguiéndose una porción interna o fibrocatilaginosa, dilatable y movible, y una extremidad externa ósea que desemboca en la parte alta de la pared anterior de la caja timpánica.
La trompa de Eustaquio, al establecer una adecuada comunicación entre el oído medio y la nasofaringe, permite el equilibrio de presiones entre el medioambiente y la caja timpánica.
Vasos y nervios del oído medio. La irrigación del oído medio proviene de ramas de las arterias estilomastoidea, timpánica, meníngea media y carótida externa. Las venas van a parar a los plexos pterigoideos y faríngeos, y al golfo de la vena yugular interna.
La inervación sensitiva proviene del nervio de Jacobson y del plexo carotídeo, la rama motora del nervio facial para el músculo del estribo y de la rama motora del nervio trigémino pare el músculo del martillo.
Oído interno
El oído interno se encuentra en pleno peñasco y contiene los receptores periféricos de la audición y el equilibrio; los primeros, localizados en el laberinto anterior o porción coclear, y los segundos, en el laberinto posterior o porción vestibular.
El oído interno está constituido por una armazón ósea, el laberinto óseo, en el cual se describe una cavidad central, el vestíbulo, en comunicación con el oído medio por la ventana oval. Desembocan en él los conductos semicirculares óseos (externo, superior y posterior) y el caracol óseo; además de alojar unas bolsas membranosas conocidas como laberinto membranoso. El espacio que existe entre ambos laberintos se encuentra ocupado por la perilinfa, y el interior del laberinto membranoso está ocupado por la endolinfa.
El laberinto membranoso anterior está representado por el conducto coclear que, al corte, tiene una forma triangular y en una de sus paredes (membrana basal), se disponen unas ce1ulas epiteliales altamente diferenciadas que, en su conjunto, reciben el nombre de órgano de Corti u órgano sensorial del oído, encargado de la percepción del sonido. Hasta estas células llegan fibras de la raíz coclear del nervio VIII par craneal auditivo.
El laberinto membranoso posterior está formado por dos vesículas, el utrículo y el sáculo, y por los conductos semicirculares membranosos. Tanto el utriculo como el sáculo poseen unos receptores llamados máculas, que se encargan de registrar las aceleraciones lineales de la cabeza; los conductos semicirculares membranosos tienen en sus extremos, dilatados o ampulares, las crestas ampulares, constituidas por ce1ulas neuroepiteliales ciliadas unidas a fibras del nervio ampular, del cual constituyen el receptor periférico.
El movimiento de la endolinfa durante los giros de la cabeza excita estas crestas, informando al sistema nervioso central de los movimientos angulares cefálicos.
Vías cocleares
Las vías cocleares son las encargadas de trasmitir al cerebro los estímulos auditivos, para lo que emplean la sinapsis entre cuatro neuronas.
Primera neurona. Tiene su cuerpo celular en el ganglio espiral; las fibras periféricas parten de las células ciliadas del órgano de Corti. Los axones se reúnen en el conducto auditivo interno para formar la rama coclear del nervio VIII par craneal, y avanzan hasta el surco bulboprotuberancial, terminando en los núcleos dorsal y ventral del complejo bulboprotuberancial.
Segunda neurona. Posee su cuerpo celular en los núcleos dorsal y ventral, de donde salen los cilindroejes que van a terminar en los núcleos del cuerpo trapezoide, del mismo lado y del lado opuesto, así como en los núcleos de la oliva bulbar.
Tercera neurona. Se inicia en los núcleos de la oliva bulbar y del cuerpo trapezoide, de donde parten sus fibras que, al unirse, constituyen el fascículo lemniscus lateral, para terminar en el cuerpo geniculado interno y los tubérculos cuadrigéminos posteriores.
Cuarto neurona. En esta los axones parten de las células del cuerpo geniculado interno y los tubérculos cuadrigéminos posteriores, y terminan en el área auditiva del cerebro, en la circunvolución de Hechl, ubicada en la cara superior del lóbulo temporal y en la profundidad de la cisura silviana en el lóbulo de la ínsula. Cada lóbulo temporal recibe fibras acústicas directas y cruzadas, por lo que en cada área auditiva se encuentran representa clones de ambos sistemas cocleares.
Vías vestibulares
Están constituidas por la sinapsis de dos neuronas.
Primera neurona. Su cuerpo celular se encuentra en el ganglio de Scarpa, y sus fibras periféricas recogen los estímulos originados en las crestas ampulares de los conductos semicirculares y las máculas utricular y sacular. Sus axones forman la raíz vestibular del nervio VIII par craneal, que se une a la raíz coclear dirigiéndose al bulbo, donde penetra y se divide terminando en los núcleos de Delters, Bechterew y Roller.
Segunda neurona. Es una neurona de asociación de los núcleos vestibulares con los núcleos oculomotores, neurovegetativos, medulares y cerebelosos. Según recientes investigaciones, se ha registrado la existencia de potenciales cerebrales mediante él estimulo de los receptores periféricos vestibulocanaliculares, lo que hace prever la representación de este sistema en la corteza cerebral.
No hay comentarios.